Ayer, por fin, se produjo su inevitable dimisión, dos meses y medio después de la tragedia del Madrid Arena. Miguel Angel Villanueva alias “Botellín”, olía a muerto y él lo sabía pero se resistía. Ana Botella prescinde de “gallardonadas” como es el puesto de “vicealcalde” y empieza a aligerar la herencia recibida. Probablemente demasiado tarde, se queda sin “tapón” y ya sólo le queda la carta del Madrid 2020 para presentarse a las próximas municipales. Corrupción, impunidad, opulencia, incompetencia y amiguismos, han quedado patentes en este triste caso, como reflejo de la gestión de Gallardón desde hace casi una década (Don Alberto, como ZP, “pierde batallas después de muerto”).
Hoy, con casi un mes de antelación, se producirá “El entierro del sardinilla Villanueva” en el Antiguo patio de Operaciones de Cibeles.
Oficiará el “responso laico” su colega Pedro Zerolo.
Dará fe de la “defunción” el Notario general del Reino, Don Alberto Ruiz-Gallardón.
El lobby Gay aporta las plañideras.
El “Botellón” posterior lo sirven los herederos del negocio de Flores.
Pues el lobby gay debería estar triste… Y no lo está. Creo que Villanueva no quería salir, quería huir del armario. Y eso no lo soporta el lobby gay, no quiere desercciones