El alcalde parece haber perdido “el favor” de un Mariano crecido, seguro y convencido, que parece percatarse quien era el verdadero peligro. Por eso, Gallardón calla y se dedica a la “guerra de guerrillas” (caso Caja Madrid y espionaje), utilizando a Manuel Cobo o Pedro Calvo, en su nueva ofensiva para hacerse con la presidencia de PP. Un escenario con posibles: triunfo de Mayor Oreja, derrota de Madrid 2016 y elecciones generales anticipadas, juegan en contra de la Ambición Gallardon. Otra vez será y van…
(Hispanidad,16/03/2009) – En esa batalla, ni Gallardón ni la presidenta de la Comunidad hacen caso de las llamadas a la sensatez de Mariano Rajoy.
Empecemos por el final. Al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, le importa un bledo la situación en Caja Madrid. Para él, es munición para lograr su ambición política, que no consiste en derrotar a su adversaria en el PP, Esperanza Aguirre, sino a Mariano Rajoy. El alcalde no quiere ser otra cosa que presidente del Gobierno bajo la bandera del conservadurismo progresista y considera que es lo suficientemente popular como para hacer frente a Rodríguez Zapatero en las próximas generales.
Ahora bien, un Rajoy que parecía próximo a la dimisión, con un José María Aznar que esperaba su derrota en Galicia y Euskadi, así como en las europeas del 7 de junio, para volver como pacificador del partido y nombrar candidato a la presidencia del Gobierno a Ruiz Gallardón, se ha convertido, de la noche a la mañana, en un líder sólido, al menos sólido para permanecer en su cargo.
Por tanto Caja Madrid sólo es para Gallardón materia prima de trabajo. Y así, ni tan siquiera ha obedecido a Rajoy cuando él ha pedido que se avenga a razones. Lo mismo ha hecho Esperanza Aguirre, que en su lucha de egos con Blesa y Gallardón, sabe muy bien que si pierde esta batalla, si no logra echar a Blesa de la Presidencia, deberá retirarse de la política.
Por tanto, Gallardón ha judicializado el caso Caja Madrid y Miguel Blesa se ha aferrado a ese clavo. Nuevas reuniones: Blesa convoca Consejo extraordinario para el lunes. Parecía haber cedido y aceptado la adaptación de Estatutos a la nueva ley de la Comunidad de Madrid pero la actitud montaraz del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, de llevar a los tribunales a su correligionaria Aguirre, le han proporcionado nuevas alas a un hombre que se aferra al sillón hasta el extremo de paralizar Caja Madrid, cuya solvencia comienza a resentirse. El día 23 hay Asamblea que deberá aprobar la adaptación por dos tercios. Si Blesa los bloquea, la Comunidad de Madrid aprobará dichos estatutos a la fuerza.
Al tiempo, Aguirre intenta pactar con los sindicatos. El ayuntamiento no está dispuesto a darle mayor representación en la asamblea, pero sí a los impositores -clientes, cuyas listas están controladas por los sindicatos, sobre todo por Comisiones Obreras, hasta ahora el mejor aliado del derechista Blesa-. En cualquier caso, Aguirre no piensa ceder: a lo mejor se ve obligada a aguantar a Blesa hasta septiembre, pero no parará hasta conseguir que se marche. Eso sí, a lo mejor quien no aguanta esta lucha de egos entre Gallardón-Blesa y la presidenta es Caja Madrid, entidad paralizada que, a pesar de su histórica solidez, empieza a sufrir en su solvencia.
madre mía, por el bien de España esperemos que Gallardón no consiga su objetivo. un saludo
Sólo falta que hundan Caja Madrid con sus tejemanejes. Me resulta difícil entender que el señor Aznar pueda estar de parte de Gallardón en esta pugna, pero cosas más raras se han visto. Un saludo.
si detesto a zp como presidente.Pero si llegara a presidente Gallardón yo me marcho de mi querida ESPAÑA para siempre jamas. Yo voto siempre al PARTIDO POPULAR entenderlo bien nunca a Gallardón. VIVA EL PARTIDO POPULAR. Joaquín